CELTAS CORTOS es un grupo de folk/rock vallisoletano, del cual nuestro colaborador Joss Metalcry se declara fan de toda la vida y gran admirador. Ya que están a punto de celebrar 35 años sobre las tablas, este se puso en contacto con Alberto García (violín y trombón), para que nos cuente su vida y milagros en esta entrevista.
Tú empezaste en el grupo en el 1990, cuando CELTAS CORTOS ya tenían publicado su álbum denominado «Así es como suena: folk joven» del 1988, compartido con las bandas YEDRA y AGORA, para después sacar el disco “Salida de emergencia” de 1989, compuesto íntegramente por canciones instrumentales. ¿Cómo fue tu integración en la formación?
Mi inclusión en el grupo, en el 1989, fue a través de Carlos Soto, compañero de fatigas en el Conservatorio de Valladolid. Fue algo con pocas miras, más que las de cubrir parcialmente las bajas que pudiera tener el entonces violinista Luis M. de Tejada.
¿Qué recuerdos te traen aquellos primeros tiempos?
Mucha ilusión por conocer algo nuevo. Un lenguaje en el que, aparte de las partituras, contaban aspectos como la creatividad y la energía mirando a los pies del público.
Os veo como una banda que siempre ha innovado por encima de todo, pues desde casi el principio empezasteis a fusionar otros estilos con la música celta, que hasta entonces creo que nadie había hecho, así que introdujisteis estilos como el rap, el reggae o el rock, por poner varios ejemplos. ¿Nunca os dio miedo ser demasiado arriesgados?
Bendita ingenuidad. Y aunque a veces produce vergüenza, la mayoría de ellas da resultados muy positivos, irrepetibles y divertidos.
¿Te gusta que te paren por la calle y te pidan autógrafos, como en los viejos tiempos, o prefieres a un seguidor de los de hoy, que te pide un selfie y luego la suben en sus redes sociales?
Las tres veces que me han parado no me ha importado.
Por CELTAS CORTOS ha pasado un montón de gente, de diversa índole, y todos han dejado su granito de arena en esta historia que es ya media vida. ¿Sigues manteniendo relación con dichos músicos?
Con los más de cuarenta que lo hicieron (¡contados!) no. Pero sí con muchos con los que compartí parecer artístico o personal, como Nacho Castro o Carlos Soto, con quien acabo de grabar la segunda parte de “El Alquimista Loco” (El aire del Globo).
CELTAS CORTOS es un grupo de folk/rock vallisoletano, del cual nuestro colaborador Joss Metalcry se declara fan de toda la vida y gran admirador. Ya que están a punto de celebrar 35 años sobre las tablas, este se puso en contacto con Alberto García (violín y trombón), para que nos cuente su vida y milagros en esta entrevista.
Tú empezaste en el grupo en el 1990, cuando CELTAS CORTOS ya tenían publicado su álbum denominado «Así es como suena: folk joven» del 1988, compartido con las bandas YEDRA y AGORA, para después sacar el disco “Salida de emergencia” de 1989, compuesto íntegramente por canciones instrumentales. ¿Cómo fue tu integración en la formación?
Mi inclusión en el grupo, en el 1989, fue a través de Carlos Soto, compañero de fatigas en el Conservatorio de Valladolid. Fue algo con pocas miras, más que las de cubrir parcialmente las bajas que pudiera tener el entonces violinista Luis M. de Tejada.
¿Qué recuerdos te traen aquellos primeros tiempos?
Mucha ilusión por conocer algo nuevo. Un lenguaje en el que, aparte de las partituras, contaban aspectos como la creatividad y la energía mirando a los pies del público.
Os veo como una banda que siempre ha innovado por encima de todo, pues desde casi el principio empezasteis a fusionar otros estilos con la música celta, que hasta entonces creo que nadie había hecho, así que introdujisteis estilos como el rap, el reggae o el rock, por poner varios ejemplos. ¿Nunca os dio miedo ser demasiado arriesgados?
Bendita ingenuidad. Y aunque a veces produce vergüenza, la mayoría de ellas da resultados muy positivos, irrepetibles y divertidos.
¿Te gusta que te paren por la calle y te pidan autógrafos, como en los viejos tiempos, o prefieres a un seguidor de los de hoy, que te pide un selfie y luego la suben en sus redes sociales?
Las tres veces que me han parado no me ha importado.
Por CELTAS CORTOS ha pasado un montón de gente, de diversa índole, y todos han dejado su granito de arena en esta historia que es ya media vida. ¿Sigues manteniendo relación con dichos músicos?
Con los más de cuarenta que lo hicieron (¡contados!) no. Pero sí con muchos con los que compartí parecer artístico o personal, como Nacho Castro o Carlos Soto, con quien acabo de grabar la segunda parte de “El Alquimista Loco” (El aire del Globo).
¿Qué os motiva cada día a darlo todo tras tanto tiempo?
Básicamente, tener conciencia de que este es nuestro oficio y nuestro modo de vida. Nos ha dado mucho más que quitado. Eso es mucho decir.
Ya he perdido la cuenta de todos vuestros álbumes publicados y en diferentes formatos, musicalmente hablando, desde uno acompañado por la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias hasta varios en directo, sin contar los recopilatorios que tenéis y aquel disco de versiones. ¿Qué crees que os queda por hacer en la carrera musical?
Pues en dilucidar eso estamos precisamente. Quizás un disco con partes muy acústicas frente a otras muy rockeras, bien enfrentadas. ¿Quién sabe?
¿Podrías decirme los cinco temas de CELTAS CORTOS que te han llenado más?
Podrían ser “República de Sanjes”, “Aprovechando”, “Trágame Tierra”, “La importancia de los charcos” y ““El ritmo del mar”.
Habéis participado en varios homenajes a diversas bandas en estos años y a vosotros, de momento, no se os ha hecho un tributo de estas características. ¿Creéis que estos discos son para bandas desaparecidas?
No lo sé… pero prefiero seguir sin homenajes.
Aprovechando el debate que está a la orden del día, sobre las bandas tributo de grupos en activo, como otros ya desaparecidos del mapa, y ya que vosotros, por suerte o por desgracia, no contáis con ninguna hasta el momento, aprovecho para preguntar. ¿Qué opinión te merece este movimiento?
Es fruto de la necesidad de trabajar, creo yo. La pandemia se llevó de calle mucho trabajo, sobre todo de músicos de orquesta de baile. Hubo que reconvertir la oferta para sobrevivir, digo yo. Sálvese quien pueda, reza en las anclas de los barcos hundidos.
Hubo un tiempo en que se bajó del barco vuestro frontman Jesús Cifuentes y entró un nuevo vocalista, llamado Antuán Muñoz. ¿Cómo ves con la perspectiva del tiempo eso?
Celtas Cortos ha sido un grupo con puerta abierta de entrada y de salida. ¡Tomar aire y retomar energías es más que necesario!
¿Cómo definirías tú el sonido actual de la banda?
Como una batalla entre la base rockera de batería, bajo y guitarras contra el elegante adorno acústico que aportan los instrumentos acústicos como el violín.
Ya no sale a cuenta grabar álbumes completos y muchos grupos ya optan por sacar singles. ¿Cómo ves la situación de la industria musical actualmente?
Desconcertante. Sobre todo para las antiguallas tecnológicas que somos nosotros. Pero hay que seguir remando, tocando y haciéndose fotitos y vídeos en distintas posturas. Es lo que hay. Eso y el reggaetón.
Las nuevas tecnologías han hecho daño y ahora es todo a base de descargas digitales. ¿Cómo lleva un grupo de la vieja escuela esta tendencia?
Es la herramienta del presente. Es la que todos tenemos. Es un continuo reciclarse o morir. Programas, plugins, tarjetas, micros… Por un lado, facilita. Por otro, a veces, relega lo creativo a un segundo plano…
No quiero dejar de pasar esta pregunta sobre la pandemia pasada, ya que los músicos fuisteis uno de los colectivos más afectados por todo eso. ¿Han sido años complicados?
¡Claro! Algo para olvidar. Algo de lo que parecía que íbamos a aprender. Y sí, aprendimos a ser más asustadizos y más egoístas.
Todo vuestro repertorio son temas que dan ganas de movilizarse y eso creo que se ha ido perdiendo con el paso de los años en la música. ¿Faltan canciones que motiven colectivamente o da miedo a vender menos discos?
Los discos ya no se venden, se compran por empatía con los músicos. Las canciones tienen su vida filosófica aparte de la venta de discos. Menos mal.
“20 de abril” es vuestro himno por excelencia y esa típica canción que puede ya cansar. ¿Un himno nace o se hace?
Las dos cosas supongo. Decide el público, eso sí.
Lo que me parece más curioso es que sois una banda de ocho músicos, mientras que en las fotos de promoción solamente aparecen tres de vosotros, que precisamente son los más veteranos. ¿Por qué se tomó esa decisión?
Es una cuestión organizativa. Jesús H. Cifuentes, Goyo Yeves y yo, junto con Eduardo Pérez, somos los responsables de las decisiones del grupo.
No quiero dejar pasar una pregunta que me ha desconcertado desde que salió el álbum de «El alquimista loco», que se trata de un disco enteramente instrumental en el que no participó en ninguna medida Jesús Cifuentes, pero en algunos lugares lo he visto catalogado como un álbum más de vosotros como banda. ¿Fueron canciones que iban a ser un álbum «normal», pero como se fue Jesús Cifuentes se quedó en instrumental?
Como decía antes, las idas y venidas de unos y otros han sido continuas y esto responde al interés personal de cada uno en cada proyecto.
¿Cuál es el siguiente proyecto del grupo?
Principalmente, sobrevivir a la gira y organizar un calendario de trabajo de cara a las próximas grabaciones.
Pues hasta aquí han llegado mis preguntas y gracias por todo tu tiempo en responderme. ¿Algo más que añadir que no se haya dicho?
Sí, que mientras os laváis los dientes no dejéis corriendo el agua del grifo.
Autor: Joss Metalcry
Entrevista vía: metalcry.com