Jesús Cifuentes ‘Cifu’ es la cara más conocida de Celtas Cortos desde hace décadas y su voz la protagonista de canciones que con el paso de los años se han convertido en auténticos himnos de varias generaciones. Desde 1984, cuando comenzó a fraguarse el grupo, no han parado de crecer. Sus primeros discos, como ‘Cuéntame un cuento’, de 1991, forman parte de la memoria cultural de varias generaciones, que son capaces de recordar de memoria la letra completa de muchos de sus temas, convertidos en clásicos. Su energía sobre en un escenario y sus directos, en los que el público es uno más sobre el escenario, son el sello inconfundible del grupo, incombustible y que ha realizado múltiples paradas para tocar en Salamanca a lo largo de los años.
Después de casi cuatro décadas de vida profesional en los escenarios ¿cambiaría algo?
–No, para nada. La trayectoria de Celtas Cortos, como me gusta a mí definirla, es una carrera de fondo y así llevamos todo ese tiempo. Nos enorgullece esa carrera de fondo porque conocemos todas las alturas de esta profesión, hemos estado arriba, abajo, en el medio, en el subsuelo y ejercemos el oficio gracias a la perseverancia e incluso tenemos nuevo disco bajo el brazo que ha salido en abril y todavía está calentito. Tenemos esa vitalidad y energía que proporcionan hacer las cosas que uno quiere y lo que le gusta, que es un valor en sí mismo.
¿Hay algo que le quite el sueño?
–Creo que pues como a muchas partes de la población vivir este momento de planetario en el que estamos todos apurados por la injusticia, por un montón de guerras en activo, por toda la situación de desequilibrio que vive el planeta, el cambio climático, en fin, son un montón de situaciones muy preocupantes para el futuro inmediato de nuestros hijos y de toda la humanidad.
¿Y algo que le divierta mucho hoy en día?
–Soy un lector ávido y me gusta muchísimo salir al campo, la naturaleza y estar con los amigos, que es lo mejor de la vida y para disfrutar de ella.
Hoy por hoy, ¿hay más calidad musical ahora que antes, o más variedad?
–Más que calidad es la variedad lo que hay ahora y por lo que destaca este momento. Evidentemente cada vez hay más herramientas de trabajo, cada vez hay mejores músicos y hay instrumentistas que son prodigiosos. La oferta, digamos mainstream(mayoritaria) pues cada vez me está tirando más por lo digital y es más que más música que ejecutan los músicos es darle al botón del play. Eso sí que no me gusta tanto, pero no tiene vuelta atrás, o ya veremos porque todo son modas.
¿Tiene lista de Spotify? Si la tiene, ¿qué hay en ella metido?
–No tengo tanto una lista como tal sino cosas que me cruzo que me enganchan. No soy amigo del algoritmo, prefiero guiarme por las cosas que descubro o por mí mismo o por el sexto sentido, por el olfato del músico. Ahí me has dado cuenta que nunca me dejo de sorprender, o sea, que yo abierto estoy a todo lo que me hace vibrar.
¿Le parece más fácil ahora el camino hacia el éxito para la nueva generación de músicos con las redes sociales?
–Nosotros no teníamos esta herramienta, y ahora que la tenemos tampoco es que la ejercitemos mucho, la verdad. Cosa que, bueno, pues es un error porque todo se cuaja por ahí. La avidez del consumo, de usabilidad de los productos que se generan es lo que se ejercita ahí en las redes sociales. A saber si dentro de 20 años o 30 hablaremos de esto.
¿Alguna vez le han propuesto entrar en política?
–Ya entro yo solo. La política al final es la vida.
Los chavales de hoy en día pasan más de 8 horas delante de algún tipo de pantalla y su generación estaba en la calle con los amigos ¿cómo va a ser esa diferencia de vida en el futuro?
–Puede ser un desastre con las relaciones personales. Yo creo que de hecho ya está generando una disfunción a nivel de la sociedad de la que estamos yendo los testigos presenciales, y lo es tanto a nivel de comprensión de la escritura como de muchas cosas que todavía no sabemos. Desde luego las relaciones interpersonales van a verse afectadas. Vemos llegar a los chavales a asentarse en un banco y cada uno está con su móvil y me parece una tristeza. Los que fabrican esos dispositivos no se los dejan usar a sus hijos, con eso lo digo todo.
¿Escribe todavía tus canciones en papel o lo hace en una pantalla de ordenador?
–Nada de ordenador. Yo escribo las canciones como siempre en un papel, por supuesto.
Es castellano-leonés y ejerce de ello. Qué le preocupa más ¿la España vaciada? ¿el lobo? ¿las malas comunicaciones que tenemos en la región?
–Me preocupa muchísimo la España Vaciada, porque mi origen es de Mieza de la Rivera y soy testigo presencial de cómo ese espacio vacío se está quedando sin vida y cómo la administración le da la espalda de una manera constante. Queda mucho por desarrollar y ahí hay un filón de vida todavía por descubrir y potenciar. No podemos permitir que nuestros pueblos se queden sin vida teniendo en cuenta que son una fuente de recursos. Hay que apostar por el equilibrio mundial. Sabemos que hay miles de chavales hacinados en los campos de refugiados en Ceuta y en Canarias y las comunidades no los asumen. Me parece que el otros día había 5.000 en Canarias y a la Península han venido 60, o sea parece como que no tenemos recursos y espacios para colocar a la gente y no es así.
¿Cómo va ser el concierto en Salamanca?
–Traemos disco nuevo bajo el brazo y sobre el escenario tenemos la intención de presentar parte de estas nuevas canciones y también realizar un repaso por todo nuestro inmenso recorrido musical que nos permite dar un vistazo a muchas de las canciones que tenemos en el repertorio. La idea del concierto es que la gente se sienta libre, que lo disfruten, que se lo pasen bien, que bailen mucho y provocar en ellos un incendio emocional.
¿Lleva la cuenta de la cantidad de veces que han tocado en Salamanca?
–No sabría decirte cuántas veces, pero muchas, incluso hemos actuados en los últimos años en los pueblos de las afueras de la capital, pero yo la echaba de menos, porque ha habido mucho tiempo en el que por allí no hemos pasado. Ahora a mí esto de volver a Salamanca me hace muchísima ilusión, la verdad.
Fuente: La Gaceta