No parecía que fuésemos a tener más oportunidades de ver a los Celtas por España después de su gira de 20 conciertos por Francia, y habiendo dejado atrás ya 100 por toda la geografía de la península. Pero aún quedaban dos balas en el cargador, Albacete y Madrid.
El concierto de Madrid nos pillo a todos por sorpresa ya que no se supo nada de él hasta una semana antes del mismo y era en el Metro, dentro del festival de música rock METROROCK, que cumplía su quinto aniversario. El cartel era de muchos quilates, y los Celtas eran el plato fuerte del primer día de festival.
El jueves después de 3 grupos que hicieron las delicias de todos los que se encontraban reunidos en la estación de metro Príncipe Pipo, y para sorpresa de la gente que salía de los vagones del tren sin saber de donde salían todos esos watios de rock que inundaban la gigantesca estación, los Celtas Cortos se subían al escenario bastante más tarde de las 11 para hacer el concierto que cerraba su gira C’est la vie.
Después de mucho esperar a que estuviesen hechos todos los preparativos, la pantalla gigante que había tras el escenario mostró el video de “No nos podrán parar” como preludio a la entrada de los Celtas… Oscar García con el puño izquierdo en alto entraba al escenario cargado de energía, le seguían Alberto, Jesús, Nacho, Goyo, Óscar Medina, Eduardo y Carlos, con la banda sonora de Gladiator de fondo. El concierto comenzó con un tema mítico de los Celtas y el público estalló con el primer acorde… HACHA DE GUERRA puso a botar a toda la gente que estaba en el metro, tan cañera como siempre ese sonido que todo el mundo reconoce como Celtas Cortos invadió los andenes y se perdió por los túneles buscando nuevos oídos.
Con las últimas notas de Hacha de guerra subió al escenario Antuan a saludar al público que no le conocía aun y a demostrar lo que había aprendido a lo largo de toda la gira a los que ya le habíamos visto, entonces No nos podrán parar hizo que nadie pudiese tomarse un respiro. El metro se convirtió en una gran fiesta con el público disfrutando al máximo, y viendo como desde el escenario sonaban canciones como Baila (segundo single del último trabajo), Skaparate Nacional que hizo que el público se pusiese a bailar frenéticamente ska, o Haz Turismo. Al comienzo de esta canción el público gritó al unísono un claro NO A LA GUERRA, que recorrió todos los túneles del metro de Madrid.
Se echó en falta el arpa en el comienzo de Lluvia en soledad, pero ya nos dijo Tarilonte que en ese escenario no había forma de meterlo y es que ciertamente el escenario daba poco de sí, y más si tiene que hacer sitio a 9 músicos como son los Celtas Cortos, y la verdad es que les hubiese gustado tener el arpa en este concierto de fin de gira porque querían dar el do de pecho para que la gente se llevase un muy buen recuerdo, pero no pudo ser. A falta de arpa, el acordeón lanzó al aire sus melancólicos acordes para dar forma a la melodía de Lluvia en Soledad. Como viene siendo habitual Antuan la cantó con muchísimo respeto y sentimiento, y demostró que su voz da mucho juego en estos de sí en ese tema. Lamentablemente el sonido no era todo lo bueno que se podría desear, y hubo varios acoples en el violín que se fueron solucionando a medida que avanzaba la canción y que se reprodujeron de forma insistente en el Túnel de las delicias, desluciendo esta preciosa instrumental.
Sin duda eso fue una lástima porque el Túnel de las delicias es una de las canciones más espectaculares de los Celtas Cortos, y se vio ensombrecida por la mala ecualización y los pitidos de los altavoces. En cualquier caso no se le escapa a nadie que las condiciones para el concierto no eran las mejores, pues preparar el sonido de cuatro grupos en tan poco tiempo, y más aun el de los Celtas Cortos con la gran cantidad de instrumentos que sacan a escena, no es fácil, y la estación no es ni mucho menos una sala de conciertos. Aun así el final de la canción pudo escucharse algo mejor, y permitió a la gente disfrutar de una de las instrumentales más emblemáticas de los Celtas.
Cuando Carlos Soto empezó a tocar El Emigrante, la gente volvió a sorprenderse pues hacía tiempo que no sonaba en directo y no defraudó a nadie, la canción llego muy lejos con su mensaje y Óscar García se encargó de poner su voz en aquello del “la tierra de occidente, ya no tiene vergüenza, arrasa nuestra tierra, nos roba la riqueza”. El público estaba completamente volcado con el directo de los Celtas, que demostraban estar en plena forma y con muchísima energía sobre el escenario a pesar de llevar 122 conciertos a sus espaldas desde el comienzo de la gira en abril. Se les vio con muchísimas ganas de agradar y lo consiguieron, utilizando para ello un repertorio muy clásico en el que sólo entraron 2 canciones de su último disco y ninguna de Tienes la puerta abierta. Cuando después les preguntamos Tarilonte nos dijo que en el metro iba a haber mucha gente que no conociese el último disco y que siendo el fin de gira tenía que ser una fiesta por todo lo alto.
Después llegó la hora de la presentación del grupo mientras sonaba C’est la vie, que fue recogida con más frialdad que en otras ocasiones, sin duda porque gran parte del público no la conocía (la mala promoción de su último disco es un hecho constatado). Carlos Soto cogió su micrófono y presentó sin mucho éxito a todo el grupo y parte de los acompañantes de los Celtas en las giras, ingenieros de sonido… El problema como durante algunas otras partes del concierto volvió a ser el sonido. El micrófono de Carlos no hacía llegar su voz con claridad al público lo que dificultaba la comprensión de sus palabras y esto unido a lo mucho que se alargó la presentación por ser fin de gira, hizo que la gente se cansase un tanto.
Cuando acabo C’est la vie, los Celtas abandonaron el escenario y el público no se quedo satisfecho, había sido un mal final, una canción muy larga no se había entendido a Carlos, y a muchos se les había bajado el subidón de todo el concierto al ver que después de toda la buena música que habían escuchado el concierto había acabado un tanto frió. No se hizo esperar mucho el grito de “Si no salen los Celtas… No nos moverán”, y cuando se entono media docena de veces, los Celtas Cortos volvieron al escenario para deleitarnos con un final de gira digno de ellos…
Cuando la flauta travesera de Carlos Soto arranco sus notas del cielo de las canciones para comenzar la Senda del tiempo, el público gritó y aplaudió a rabiar enfervorecido en una comunión total con la música, la carne se ponía de gallina mientras las notas se deslizaban por el aire, y Antuan no tuvo que esforzarse mucho por cantar porque para eso estaba el público cantando desde la primera a la última persona y desde el primero al último verso de la canción… Cuando acabó no se sabía si eran los músicos los que iban a decir gracias al público o el público a los músicos… Y aprovechando la total unión entre público y grupo comenzó a sonar esa batería tan inconfundible de Tranquilo Majete que hizo que el público saltase como si acabase de comenzar el concierto una vez más con toda la rabia de saber que el concierto está a punto de terminar. Antuan como durante el resto del concierto sorprendió a todos con sus imparable ímpetu por moverse, saltar y disfrutar del concierto como si estuviese entre el público… pero sin parar de cantar ni un instante para coger aire, su potente chorro de voz inundaba la estación constantemente. Y cuando todos olíamos el final del concierto en el ambiente 20 de abril se coló en el repertorio.
Mucha gente la daba por perdida después de no haberla escuchado en otros conciertos de esta última gira, pero como el Guadiana aparece y desaparece del repertorio siendo una sorpresa cuando está presente, y desde luego en el metro de Madrid, 20 de abril fue una gran sorpresa que hizo que el público bailase con los brazos enlazados entonando uno de los más conocidos himnos de los Celtas Cortos. Fue un gran final de fiesta, los Celtas Cortos habían estado en un escenario pequeño, con un sonido solamente discreto, pero se habían salido en entrega y ganas, y habían regalado al público una gran noche.
Y así terminó la noche (o lo que puede contarse de ella) y la gira de los Celtas Cortos. Vimos que Antuan se ha asentado con maestría como vocalista de los Celtas, que está cómodo con los temas y se desenvuelve con desenfado sobre el escenario; sin duda la gira le ha sentado muy bien. Además cabe destacar que los años no han cambiado un ápice sus ganas de subirse a todos los escenarios que les ofrezcan, y han vuelto ha hacer una de las giras más completas del panorama musical español. Pocos grupos habrán completado 122 conciertos en estos meses, pero no es una casualidad, ya es una tradición ver tres dígitos en el contador de conciertos de los Celtas en todas sus giras… Y aquel que disfrute de la música, y sepa lo difícil que es ganarse la vida con ella, sabrá que no es nada fácil conseguir algo así. Ha llegado el momento de descansar, volver a casa, y deshacer las maletas después de tanta carretera, y es que han pasado dos años desde que los Celtas se metieron en el que hasta ahora ha sido su último proyecto, C’est la vie. Como un jefe explotador e insaciable, estamos deseando que esas vacaciones sean cortas y vuelvan a componer para regalarnos los oídos con la música que llevan dentro…
¡Que Pipo os acompañe!
Duende
(Crónica escrita por Duende, Gracias colega!!)