En los más de 40 años de carrera profesional, Jesús Cifuentes ha concedido cientos de entrevistas. Siempre es un placer oír u leer sus respuestas, las preguntas más enrevesadas de periodistas que, en pocas ocasiones, están bien informados y hacen buenas preguntas que interesen al público.
Hoy se publica en El Correo de Burgos una entrevista realizada por Diego Santamaría con fotografía de Pablo Alonso con motivo de la participación de nuestros Celtas en el Sonorama. Os la dejamos a continuación para que la disfrutéis:
La senda del tiempo pasa factura, pero a veces sale a devolver. Ocurre cuando la chispa no se apaga, cuando la constancia se impone sobre las dudas y las sombras que tanto se ciernen sobre cualquier banda o artista que saboreó las mieles de la radiofórmula y que jamás se planteó ser flor de un día. Conquistar cimas cuesta, mantenerse aún más. Y aunque los nubarrones aparezcan de repente, la paciencia permite vislumbrar los rayos de sol tarde o temprano.
Con treinta y pico de carrera a sus espaldas, Jesús Hernández Cifuentes mantiene intacta su esencia reivindicativa en pro de la «justicia social». «Puede que lo explícito no sea lo más elegante», reconoce este letrista, único en su especie, capaz de convertir las metáforas en armas de doble filo. Sin embargo, también aboga por llamar a las cosas por su nombre. Sobre todo si pintan bastos, como hoy en día.
Pregunta- Celtas Cortos en la Ribera del Duero. No en Valladolid, pero aun así podría decirse que juegan en casa.
Respuesta- Por supuesto que sí. La Ribera del Duero es para nosotros una comunidad, toda una cultura. Participar del Sonorama, que a día de hoy es uno de los festivales más importantes que se hacen en el Estado, es todo un privilegio. Estamos encantados, la verdad.
P.- Cuando el Sonorama daba sus primeros pasos, los Celtas ya llevaban tiempo en la cresta de la ola. ¿Cómo ha visto desde fuera la evolución del festival?
R.- La verdad es que, desde que empezó, ha sido increíble cómo ha ido haciéndose cada vez más grande. Lo han hecho muy bien. A veces, con personajes que llaman mucho la atención como el momento Raphael. Hay sitio para todo el mundo y, desde luego, he visto claro que es una manera de hacer distinta. El pueblo entero está volcado en los días que se celebra el festival. Todo el pueblo es un escenario y el tema gastronómico y de la cultura del vino están vinculados. Los que conocen el entorno y pueden participar de él lo convierten en algo que tiene una identidad propia. La gente se va realmente contenta.
P.- Por cercanía, y porque han actuado en Aranda un montón de veces, juegan sobre seguro.
R.- Sobre seguro no hay nada (ríe). Pero es un entorno amable, no me cabe ninguna duda. Nosotros, desde luego, vamos con la intención de ofrecer lo mejor que tenemos. También es cierto que, al ser un festival, los tiempos van limitados. No es un concierto estándar en el que tienes más tiempo para enseñar lo último y más desconocido. Sobre todo un grupo como el nuestro, con una mochila tan gruesa que la gente se queda con lo que conoce, los grandes éxitos.
Ahora mismo, un concierto estándar nuestro dura dos horas y estamos en un momento muy potente. Pero bueno, lo importante es participar y disfrutar de ello.
20 de abril: «Quizá hace algún tiempo lo pude sentir como algo demasiado redundante, pero te das cuenta de que la gente se emociona y cada vez que llega la fecha es como si formara parte del santoral».
P.- 25 años del Sonorama y 30 de la Expo de Sevilla, con aquella adaptación del 20 de abril del 92 que ahora ha vuelto a sonar. El tiempo vuela.
R. Así es. Además, con estos dos años de pandemia que nos ha dejado a todos la cabeza trastocada. Muchas veces, cuando quieres tirar de memoria, estos dos años son como una especie de agujero negro que se han llevado un tiempo precioso de la vida. Por fin estamos en la salida del túnel y los que somos titiriteros podemos hacer conciertos con normalidad, sin restricciones, y damos gracias por poder volver a retomar el oficio.
P.- Sé que está harto de que le pregunten por la canción, pero no me puedo resistir. ¿Apaga el móvil cada 20 de abril?
R.- No. Hemos aprendido a convivir con ello. Quizás hace algún tiempo lo pude sentir como algo demasiado redundante, pero después te das cuenta de que la gente se emociona con esa canción y cada vez que llega la fecha es como si formara parte del santoral. Estamos orgullosos. No solo de ese tema, porque por suerte hemos conseguido colocar muchas canciones en el universo sonoro de varias generaciones y eso es lo mejor que le puede pasar a una banda.
P.- ¿Alguna canción infravalorada por el público?
R.- Eso pasa casi con la mayoría. No sabría decirte la totalidad en cifras del cancionero de Celtas Cortos hasta ahora, pero sucede con muchas. Por lo menos a nivel masivo, aunque siempre hay gente que descubre tesoros ocultos. Para eso están los melómanos que quieren dar un paso más y acaban encontrando.
P.- 35 conciertos el año pasado y más de 25 en 2022. Parece que han vuelto por la puerta grande.
R.- Ha sido lo que le ha pasado a la inmensa mayoría. De alguna manera se ha normalizado la situación, aunque no paran de suceder cosas en esta situación distópica y semiapocalíptica. Nadie podía prever la crisis energética, la guerra de Ucrania, las olas de calor… Tanto músicos como organizadores han tirado las campanas al vuelo y luego nos hemos encontrado con otra realidad y algunas zancadillas, pero vamos a seguir mirando hacia el futuro con positividad.
«De unos años a esta parte, se ha inoculado al resto del mundo una sinergia de fascismo que es muy de preocupar. Aquí, en nuestro propio país, se han venido muy arriba y son beligerantes»
P.- Lejos de acomodarse, han seguido sacando discos. ¿Nunca se plantearon vivir de las rentas?
R.- La gasolina que mueve esto, aparte de encontrarte con el público, es darle salida a tu creatividad y seguir aprendiendo. Igual ahora el planteamiento ya no es grabar discos, tiene poco recorrido, pero se sacan canciones de una en una, cada una con su vídeo, y se suben a las plataformas. Yo sigo siendo de los que les gusta verlo todo compilado en algo redondo, pero las tendencias y la era digital van reconduciendo las cosas por otro lado.
P.- Adiós Presidente. Es evidente que se quedó muy a gusto al escribirla.
R.- De unos años a esta parte, y muy de la mano de lo que han sido los cuatro años de Presidencia de ese personaje (Donald Trump), se ha inoculado al resto del mundo una sinergia de fascismo que es muy de preocupar. De hecho, no tenemos que irnos muy lejos. Aquí, en nuestro propio país, se han venido muy arriba y son beligerantes. Es para tenerle en principio respeto, cierto temor y andar con cuidado. Una de las preocupaciones que tendría que haber a nivel educativo es ir abriendo los ojos a la gente ante la amenaza fascista.
P.- El tema no llama la atención por su carácter reivindicativo, pero sí quizás por lo explícito del mensaje.
R.- Está claro. Es una de estas cosas que te pones a escribir y te salen del tirón. Puede que lo explícito no sea lo más elegante, pero en este caso creo que había que poner las cartas sobre la mesa.
P.- No corren buenos tiempos para la libertad de expresión. ¿Ha llegado a autocensurarse alguna vez?
R.- No, pero sí que he recibido toques. Hasta amenazas por parte de ese colectivo del que estoy hablando. Amenazas explícitas hasta en el buzón de mi casa que he tenido que denunciar en la Policía. Somos gente que tiene un componente ideológico importante, en la línea de la justicia social y del equilibrio del mundo. Por eso te digo que este colectivo se está viniendo arriba y se están envalentonando.
P.- A principios de 2021, anunciaron nuevo álbum para otoño. De momento, han lanzado cuatro singles. ¿Cómo va la cosa? ¿Al final habrá disco como tal?
R.- Ese sería mi deseo, pero vino la gira, también momentos con movidas y cuestiones familiares que han retrasado las cosas. Los temas están hechos, lo tenemos todo registrado y arreglado, lo cual no quiere decir que estén grabados. Lo que falta es ir al estudio, pero ahora mismo estamos imbuidos en la gira, todos tenemos críos pequeños y no tan pequeños y nos tomamos las cosas con otra calma. Que cada cosa sea para disfrutar, ¿para qué las prisas?